martes, 7 de julio de 2009

MARIATEGUI Y TROTSKI x Rafael Herrera Robles

Preámbulo

La burocracia stalinista difamó y calumnió a Trotsky como enemigo de la revolución para finalmente perseguirlo y asesinarlo. ¿Cuál fue la opinión de Mariátegui al respecto?

Mariátegui consideraba a Trotsky, conjuntamente a Lenin y Rosa Luxemburgo, como la encarnación del marxismo del pensamiento y la acción : "Marx inició este tipo de hombre de acción y de pensamiento. Pero en los líderes de la revolución rusa aparece, con rasgos más definidos, el ideólogo realizador. Lenin, Trotsky, Bukharin, Lunatcharsky, filosofan en la teoría y la praxis. Lenin deja al lado sus trabajos de estratega de la lucha de clases, su " Materialismo y Empiriocriticismo". Trotsky, en medio del trajín de la guerra civil y de la discusión de partido, se da tiempo para sus meditaciones sobre "Literatura y Revolución". ¿Y en Rosa Luxemburgo acaso no se unimisman, a toda hora, la combatiente y la artista?... Vendrá un tiempo en que, a despecho de los engreídos catedráticos, que acaparan hoy la representación oficial de la cultura, la asombrosa mujer que escribió desde la prisión esas maravillosas cartas a Luisa Kautsky, despertará la misma devoción y encontrará el mismo reconocimiento que una Teresa de Avila"

En un primer escrito dedicado a Trotsky, Mariátegui elogia al protagonista de la revolución, creador del ejército rojo con cinco millones de combatientes, y al pensador y filósofo: "...los penetrantes estudios de Lenin no abarcan sino las cuestiones políticas y económicas. Trotsky, en cambio, se ha interesado por las cuestiones de la revolución en la filosofía y el arte".

Así mismo critica Mariátegui a la prensa burguesa que presenta a Trotrsky del uniforme y del tren blindado, que amenaza con una invasión napoleónica a Europa. "Y este Trotsky –razona Mariátegui-, en verdad no existe. Es una invención de la prensa. El Trotsky real, el Trotsky verdadero es aquel que nos rebelan sus escritos. Un libro da siempre de un hombre una imagen más exacta y más verídica que un uniforme. Un generalísimo, sobre todo, no puede filosofar tan humana, tan humanitariamente".

Concluye Mariátegui en que el ejercito rojo, como su ex generalísimo, es un caso nuevo en la historia. "Acaso mientras el generalísimo escribía un artículo sobre Romaín Rolland, los soldados evocaban a Trolstoy o leían a Kropotkin"

Hay gente que piensa, en que los elogios de Mariátegui a Trotsky, son anteriores a la pugna con Stalin. Un historiador honesto como Jorge Basadre no pudo sustraerse a esta versión (stalinista), señalando que en escritos anteriores a su muerte "... Mariátegui reiteró su adhesión a la revolución rusa y a la línea de la Unión Soviética, inclusive la que orientó Stalin. Acerca de esto no sería únicamente falsa sino también mezquina cualquier discusión". Ya anteriormente demostramos las divergencias fundamentales entre Mariátegui y la internacional stalinista. Incluso en el artículo de Mariátegui que acabamos de mencionar, da cuenta de la discusión de partido (en vida de Lenin), y no obstante, sindica a Trotsky como el intérprete de la revolución en filosofía y arte.

Aníbal Quijano, prestándose la tesis del escritor chileno Moretyc, dice que al principio, al enterarse de la pugna, Mariátegui defiende cautamente a Trotsky, pero luego se pone de lado de Stalin.

El error de Quijano es prestarse tesis ajenas. Como demostraremos a continuación, es todo lo contrario. Al inicio, Mariátegui condena a Trotsky y al trotskysmo, pero conforme la pugna era más cruenta, Mariátegui encuentra cada vez mayores atributos a Trotsky, desmereciendo por tanto a Stalin.

Primer artículo

Hay tres artículos al respecto. En el primero de ellos, del año 1925, "Trotsky y el Partido Bolchevique", es una condena a Trotsky y al trotskysmo: Allí Mariátegui se hace eco de las acusaciones stalinistas presentando a Trotsky como como menchevique, (de lo cual se rectifica en los artículos posteriores donde Trotsky es presentado equidistante de mencheviques y bolcheviques hasta 1917 que se adhiere a los últimos), así mismo menciona que Lenin se opuso al ingreso de Trotsky a la redacción de "Pravda", desconociendo que Trotsky lo dirigió desde 1908 muchas veces con dinero bolchevique. Una de las demandas de la oposición trotskysta es la democractización del partido y las instituciones, que a criterio de Mariátegui a sido acogido por Stalin, por lo que no ve una ruptura definitiva. El mayor problema según Mariátegui, es el distanciamiento de Trotsky de la vieja guardia bolchevique, además de desconocer los secretos de una organización revolucionaria, lo cual lo hace cometer errores como la publicación inoportuna de su libro "1917", donde presenta a líderes como Kamanev y Zinoviev, discrepando en temas fundamentales a la hora de la revolución. La conclusión de Mariátegui es de desaprobación a Trotsky: "Trotsky representa una fracción o una tendencia derrotada dentro del bolchevismo", terminando su escrito así: "No es la primera vez que el destino de una revolución quiera que esta cumpla su trayectoria sin o contra de sus caudillos. Lo que prueba a su vez, que en la historia los grandes hombres juegan un papel más modesto que las grandes ideas".

Pero a la par que la pugna se acentuaba, Mariátegui con mejor información, cambia de postura, encontrando cada vez mayores atributos a trotsky y sus seguidores.

En enero de 1927, en el tercer aniversario de la muerte de Lenin, Mariátegui le rinde homenaje publicando el retrato de Lenin escrito por Trotsky, en una traducción echa especialmente para la revista Amauta.

Segundo artículo

El segundo artículo es de febrero de 1928, cuando Trotsky había sido expulsado del partido bolchevique. Mariátegui reseña que muerto Lenin, Trotsky se destacaba por encima de los demás dirigentes, pero le faltaba conección con el aparato del partido, ya que antes de 1917, el líder ruso se había mantenido equidistante del menchevismo y bolchevismo. Prosigue Mariátegui: "Lenin apreciaba inteligente y generosamente el valor de la colaboración de Trotsky, quien a su vez, -como lo atestigua el volumen en que están reunidos sus escritos sobre el jefe de la revolución-, acató sin celos ni reservas una autoridad consagrada por la obra más avasalladora para la conciencia de un revolucionario. Pero si entre Lenin y Trotsky pudo borrarse casi toda distancia, entre Trotsky y el partido mismo la identificación no pudo ser igualmente completa. Trotsky no contaba con la confianza total del partido, por mucho que su actuación como comisario del pueblo mereciese unánime admiración..."

Termina diciendo que Trotsky es cosmopolita y que "Zinoviev lo acusaba en otro tiempo en un congreso comunista, ignorar y negligir demasiado al campesino. Tiene, en todo caso, un sentido internacional de la revolución socialista, Sus notables escritos sobre la estabilización del capitalismo lo colocan entre los más sagaces críticos de la época. Pero este mismo sentido internacional de la revolución, que le otorga tanto prestigio en la escena mundial le quita fuerza momentáneamente en la práctica de la política rusa. La revolución rusa está en un periodo de organización nacional... Es lógico que en esta etapa, la revolución rusa esté representada por los hombres que más hondamente sienten su carácter y sus problemas nacionales". Stalin, dice Marátegui es de esos hombres.

Tercer artículo

Es necesario mencionar que antes del tercer escrito de Mariátegui, el poeta César Vallejo, desde París, escribió un incandescente artículo contra Stalin, del cual dijo: "Que lastimosa orgía de eunucos repetidores del marxismo... Su primera desgracia es amputarse de raíz sus propias posibilidades creadoras relegándose a la condición de simples panegiristas y papagayos de El Capital. Sobre el trotskysmo Vallejo dijo: “… la insurrección trotskysta constituye un movimiento de gran significación histórica. Constituye el nacimiento de un nuevo espíritu revolucionario dentro de un estado revolucionario. El nacimiento de una nueva izquierda dentro de la izquierda, que por natural evolución política, resulta a la postre de derecha. El trotskysmo desde este punto de vista, es lo más rojo de la bandera roja de la revolución y, consecuentemente lo más nuevo y ortodoxo de la nueva fe".

Como se sabe, Vallejo no se rebajó en cantar loas al stalinismo. Durante la guerra civil española, cantó la gesta heroica de los combatientes, cantó al soldado ignoto de la revolución, criticando al mismo tiempo las traiciones de los frentes populares. No cayó en la bufonería en la que se enrolaron falanges de artistas, amigos de la Unión Soviética, que a cambio fueron recompensados con algunos títulos y medallas. Su afiliación al Partido Comunista Español no cambió sus ideales. Al escribir la experiencia de sus viajes a la Unión Soviética, cuando hacía referencia a los principios marxistas, tenía como una de sus referencias a Trotsky.

Un mes después del articulo de Vallejo, aparece el tercer artículo de Mariátegui, cuando Trotsky ya había sido desterrado de Rusia. "Nunca admitió es espíritu revolucionario, -escribió Mariátegui-, la posibilidad de que esta revolución concluyera como la francesa, condenando a sus héroes"

Repite Mariátegui en parte su artículo anterior, diciendo que entes de 1917 Trotsky estaba equidistante del menchevismo y bochevismo, que entre Lenin y Trotsky se habían borrado casi todas las controversias, que a la muerte de Lenin Trotsky sobresalía por encima de los demás dirigentes, pero con contaba con la confianza del partido.

Sobre el trotskysmo Mariátegui dijo: "La opinión trotskysta tiene una función útil en la política soviética. Representa, si se quiere definirla en dos palabras, la ortodoxia marxista, frente a la fluencia desbordada e indócil de la realidad rusa. Traduce el sentido obrero, industrial, de la revolución socialista. La revolución rusa debe su valor internacional, ecuménico, su carácter de fenómeno precursor del surgimiento de una nueva civilización, al pensamiento de Trotsky y sus compañeros reivindican en todo su vigor y consecuencias. Sinuna crítica vigilante, que es la mejor prueba de la vitalidad el partido bolchevique, el gobierno soviético correría probablemente el riesgo de caer en un burocratismo formulista mecánico".

Pero Mariátegui pensaba que "... ni Stalin ni Bukharin andan demasiado lejos de suscribir la mayor parte de los conceptos fundamentales de Trotsky y sus adeptos".

Terminando el artículo así: "Trotsky, desconectado personalmente del equipo stalinista, es una figura excesiva en el plano de las realizaciones nacionales. Se le imagina predestinado para llevar en triunfo, con majestad napoleónica, a la cabeza del ejército rojo, por toda Europa, el evangelio socialista. No se le concibe, con la misma facilidad, llenando el oficio de ministro de tiempos normales"

Sobre Stalin, "el eslavo puro", (supuestamente) entendido en problemas nacionales, es un eco de la propaganda stalinista que Mariátegui no logró procesar, al igual que la acusación a Trotsky, de que ignora al campesinado. Lenin en sus últimos mensajes (cartas) pedía destituir a Stalin del cargo de Comisario de las nacionalidades y de secretario general del partido, lo que fatalmente no se concretó .

La afirmación de que Stalin y Bujarin no andan lejos de suscribir las demandas de Trotsky y sus seguidores, en parte se debe al cambio de orientación de la burocracia stalinista desde una posición derechista, que permitió grandes derrotas populares, entre ellas la derrota de la revolución china (1925-1927), hacia una posición ultraizquierdista, inmerso en el cual se destaca el inicio de la planificación de la economía (1928-1929), la misma que había sido una de las principales propuestas de Trotsky y sus seguidores, que en 1924 fue rechazado y calificado como la cumbre de la utopía. Mariátegui al igual que Trotsky, conforme demostramos en un capítulo anterior, no compartían los métodos ultra izquierdistas y burocráticos de esa planificación, entre ellos en lo referente a la colectivización forzosa del campo. No obstante, cuando Mariátegui escribió el artículo que comentamos, en amplios sectores de la izquierda internacional se hacían conjeturas – a decir del biógrafo de Trotsky, Isaac Deutscher-, sobre un eventual regreso de Trotsky a Rusia. (Recordemos que para Mariátegui, Trotsky estaba momentáneamente alejado de Rusia).

Max Eastman

Los documentos que tenía Mariátegui sobre la pugna debieron ser escasos si tenemos en cuenta que gran parte de ellos eran considerados "secreto de estado". Conoció Curso Nuevo (en edición francesa) y seguramente documentos públicos de la tercera internacional. También conoció el libro de Max Eastman Después de la muerte de Lenin (publicado en inglés, en 1925), donde se mencionaba por primera vez las últimas cartas de Lenin donde, entre otras cosas importantes, decía que Trotsky es el "bolchevique más capaz" y elogiaba la inteligencia de Bujarin, aunque criticándolo conocer poco de dialéctica. Pero esto, que muchos de los seguidores de Trotsky llamaban "testamento político", no es mencionado por Mariátegui, probablemente porque en Rusia, Trotsky, por presión del partido, desautorizó la existencia de un "testamento", lo que a decir de Deutscher, fue publicitado por la prensa comunista internacional, lo que seguramente conoció Mariátegui, no creyendo en Eastman, al que, no obstante compartir la reivindicación del psicoanálisis, lo llamó "intelectual supertrotskysta".

En otro artículo, Mariátegui criticó a Eatsman, que en su libro La Ciencia de la Revolución (edición en inglés), criticaba a los marxistas no haberse desprendido de la dialéctica, que identificaba con "hegelianismo". Para el intelectual norteamericano, la revolución se reduciría a un tecnicismo. Posteriormente, cuando Eastman se apartó del marxismo, dijo que Stalin se hizo del poder por su pragmatismo, por su sentido común, rasgos que no tenía Trotsky, a lo que se agregaba que el creador del ejército rojo, no se había liberado de su idealismo (dialéctica). Trotsky se mofó del que antes era su exaltado propagandista, diciendo que Eastaman debería escribir un tratado de técnicas para conquistar y mantener el poder. Sobre el sentido común, Trotsky dijo que era bueno para mantener una familia, formar un sindicato..., en tiempos normales, pero en tiempos de crisis, deja de ser regla para la convivencia humana.

Jorge Sorel

Entre el 15 y 28 de marzo de 1928, se llevó a cabo en Moscú el IV Congreso de la internacional Sindical Roja, asistiendo, entre los delegados peruanos, Julio Portocarrero y Armando Bazán. Alberto Flores Galindo señala: "Comenzaba en 1927 la segregación del trotskysmo y se pidió a un grupo de delegados, entre los que estaban Portocarreo y Bazán, firmar un documento contra Andrés Nin, un militante español vinculado a la Oposición de Izquierda. Todos aceptaron firmar, menos Portocarrero y Bazán, argumentando que sólo conocían una versión del problema..."

Flores Galindo señala que "Mariátegui nunca negó los aportes de Trotsky y hasta el final de su vida mantuvo una visión favorable a Sorel; por el contrario, criticó las tempranas desviaciones burocráticas de la Unión Soviética y se mostró contrario al autoritarismo. El Partido Socialista, así como se vinculaba con la tercera internacional, mantenía también relaciones con los primeros grupos trotskystas franceses, con Pierre Naville y los redactores de La Veritè".

Sobre el sindicalismo revolucionario del que Sorel fue su máximo exponente, Mariátegui decía que cumplió una función revolucionaria, antes de la primera guerra mundial, contra el espíritu reformistas de la socialdemocracia, pero a la postre, luego del triunfo de la revolución rusa, el sindicalismo entró en crisis como movimiento. La parte revolucionaria se adhirió a las filas marxistas y otra fue al reformismo. En lo que no hay duda es en el antiburocratismo e internacionalismo de Mariátegui, lo mismo en sus relaciones con una agrupación trotskysta francesa donde militaba Pierre Naville.

Pierre Naville

Maville, conforme lo nombra Mariátegui, perteneció al primigenio grupo surrealista con sede en Francia, junto a André Breton, Louis Aragón y Paul Eluard, entre otros. ... que apoyaban la revolución pero se negaban a militar en una organización revolucionaria. Naville rompe las reglas, tomando partido por trotsky escribiendo en la revista La Veritè, recibiendo injurias de Breton en el Segundo Manifiesto del Surrealismo. Mariátegui defiende a Naville: "Breton extrema la agresión personal contra Maville"... que es presentado como "el hijo arribista de un banquero millonario a quien el demonio de la ambición ha guíado en su viaje, desde la dirección dela revista del suprarrealismo hasta La Lutte des Classes, La Veritè y la oposición trotskysta"

"Me parece –prosigue Mariátegui- que en Navile hay mucho más serio. Y no excluyo la posibilidad de que Breton se rectifique mas tarde acerca de él –Si Maville corresponde a entera confianza- con la misma nobleza con que, después de una larga querella, ha reconocido a Tristán Tzara la persistencia en el empeño atrevido y en el trabajo severo".

Este escrito fue publicado en marzo de 1930, un mes antes de fallecer Mariátegui y es notorio tanto la confianza como la defensa que se hace de Naville, que en 1938 estuvo entre los fundadores de la IV Internacional. A la postre, también Breton se unió a Trotsky, que estaba desterrado en Méjico, en la defensa de la creación artística contra el tutelaje burocrático stalinista y capitalista.

Henrri Barbusse

En escritos anteriores Mariátegui había demostrado su confianza en Naville, al comentar el libro Jesús de Henrri Barbusse, a quién critica por dejar de lado veinte siglos de historia del cristianismo, supuestamente para quedarse con el "auténtico" cristianismo. Mariátegui comparte la ironía de Naville al preguntar por qué Cristo tuvo necesidad de Barbusse veinte siglos después de muerto, para ser el revelador de su doctrina, en ves del apóstol Pablo, su contemporáneo.

Mariátegui admiraba a Barbusse como proselitista del socialismo, pero a su entender, el notable intelectual francés, no comprendía en su real dimensión lo que es el marxismo. Anteriormente, cuando Barbusse dijo que si Lenin hubiese estado en lugar de Gandhi, hubiera hecho lo mismo, Mariátegui –que también admiraba a Gandhi-, lo critica diciendo que ninguna revolución se ha hecho con ayunos y oraciones.

Frente a los pensaban que la asunción de Stalin al poder, significa restauración capitalista, Mariátegui no cree, ya que a su entender, Stalin está cercano a las tesis trotskystas para Rusia. En este sentido critica a Richard Bloch, por pensar que Stalin había dejado de representar el mito revolucionario.

Contra la "Ofensiva contra el kulak"

En el mes de julio de 1929 Mariátegui escribe un comentario al libro Rusia a los doce años, del escritor español Alvarez del Vayo. El autor, hombre sin partido, razona Mariátegui, no oculta su admiración por trotsky, lo cual no le impide reconocer la sencillez de la vida cotidiana de Stalin, al igual que de los demás líderes rusos, estando lejos del boato como lo pintan los ideólogos burgueses.

Mariátegui está contra la política stalinista de "ofensiva contra el kulak", categoría en la que se englobaba a la mayor parte de estratos campesinos, proponiendo como alternativa "el fomento de la explotación colectiva de la tierra, con máquinas y métodos que aumenten su rendimiento". Mariátegui aquí, -consciente o inconsciente-, comparte la crítica del trotskysmo a la política stalinista en el campo.

Emilio Choy se equivoca rotundamente (en 1970), cuando comenta el artículo de Mariátegui sobre El Exilio de Trotsky, diciendo que trotsky estaba contra las realizaciones nacionales, sin reparar en que según Mariátegui, Stalin y Bukharin, hacen suyas en parte las demandas trotskystas para Rusia. Por otra parte, para 1970, ya era demasiado conocido la polémica en el mundo entero. Recordemos que Trotsky en la primera página de su obra escrita en 1928 La Revolución Permanente, criticaba al stalinismo que daba consignas iguales para todos los países, sin tener en cuenta las peculiaridades nacionales. Sucede que en el Perú gran parte de la intelectualidad se había hecho, por esa época, algo así como una profesión de fe en criticar al trotskysmo, la mayor parte de veces sin ningún razonamiento coherente.

En un artículo de marzo de 1930, Mariátegui hace alusión a la actitud crítica del escritor Pinait Istrati defendiendo al suegro de Víctor Serge, un activo líder trotskysta, ante la arremetida burocrática.


No hay comentarios:

Publicar un comentario